Son las 6:59 de la mañana de un día cualquiera entre semana. En menos de 60 segundos, los potentes servidores de una gran corporación iniciarán un complejo proceso en cadena que hará llegar miles de mensajes vía e-mail, redes sociales y RSS a consumidores potenciales repartidos por todo el mundo. En ese momento, encima de la mesa del director de marketing reposa un grueso dossier con una sofisticada estrategia diseñada por el mejor equipo de consultores del sector. Además, la empresa cuenta con un presupuesto generoso y un equipo numeroso. Todo parece estar alineado para el éxito. Sin embargo, apenas unas horas más tarde, los informes de resultados arrojan una imagen desoladora.
Desafortunadamente esta es una escena demasiado habitual hoy en día.
¿Qué ha pasado? ¿Dónde hemos fallado? ¿Quién es el responsable? Estas son algunas de las preguntas que se hace el equipo directivo en la sala de juntas aquella misma tarde. Nadie entiende lo que ha pasado hasta que uno de los asistentes ligeramente distraído consulta su teléfono móvil y decide abrir el mensaje. Lo que se encuentra es deprimente: un texto con letra diminuta y un enlace que lleva a una página web que no solo tarda una eternidad en descargarse sino que además es imposible de entender desde una pantalla tan pequeña.
Como casi siempre, la respuesta está en los datos: A finales del año pasado, los mensajes de correo electrónico abiertos en dispositivo móvil sobrepasaron a los abiertos en ordenadores de sobremesa por primera vez. Lo mismo ocurre desde hace algún tiempo con el tráfico a redes sociales como Facebook o Twitter y el tráfico a páginas web está cada vez más cerca de la misma cifra.
¿Qué deben hacer las marcas para no desperdiciar más de la mitad de su esfuerzo y presupuesto?
A continuación detallamos algunos consejos a la hora de adaptar contenidos para ser consumidos en dispositivos móviles.
1) Experiencias diferentes para dispositivos diferentes: Adaptar no debe ser replicar exactamente lo mismo que aparece en la página web estándar pero en tamaño menor. Es importante diseñar la experiencia de usuario poniéndonos en la piel del usuario final. Hagámonos la pregunta: ¿qué podemos esperar de un usuario que acceda a esta página desde un móvil? A menudo la respuesta será diferente a lo que se puede esperar en la web. Por ejemplo, es muy probable que un usuario que accede a la página web de un restaurante desde un móvil tenga más interés en llamar para reservar o averiguar la dirección que en ver una elegante galería de fotos o todo el detalle de la carta. Por ello, el botón de llamar o la posibilidad de ver un mapa deben estar mucho más accesibles en formato móvil que en la web tradicional.
2) Simplemente simple: Una de las claves de la correcta adaptación a dispositivos móviles de pantalla pequeña es la simplificación. Una vez identificados los objetivos y motivaciones más importantes para el usuario móvil es esencial priorizar las funcionalidades directamente relacionadas (como el botón de llamada o el mapa en el ejemplo anterior) y eliminar la complejidad que acompaña tener multitud de opciones. Es preciso apuntar que este enfoque puede hacer que el usuario móvil sienta que está teniendo una experiencia incompleta, especialmente si ya se ha familiarizado con la versión web con anterioridad. Por ese motivo, las webs móviles bien diseñadas incluyen una opción en la parte inferior que permite ver la web en modo completo. Aunque la experiencia de usabilidad sea menos agradecida el usuario es plenamente consciente que está abandonado la web móvil para entrar en la web más tradicional.
3) Del click al tap: El modo de interacción habitual en formato web suele ser el clic. Sin embargo, gracias a sus pantallas táctiles, los dispositivos móviles tienen un rango de interacción mucho más amplio que incluye el deslice de los dedos sobre la pantalla con diferentes gestos a los que los usuarios ya se han acostumbrado. Debido a las limitaciones intrínsecas del dispositivo móvil, a la hora de diseñar la experiencia móvil es importante aprovechar al máximo todas las herramientas disponibles o arriesgarse a ofrecer una navegación más pobre e ineficaz.
Después de ver los puntos tratados más arriba cuesta poco deducir que cada vez es más necesario invertir el tiempo y el presupuesto para diseñar experiencias de usuario diferentes para móvil que para ordenadores de sobremesa. Por ese motivo, es de esperar que las soluciones intermedias o atajos de bajo coste que se utilizan tanto hoy en día acaben siendo solo parches destinados a ser abandonados por una solución más permanente en un futuro no muy lejano. Sino que se lo pregunten al director de marketing del ejemplo con el que empezaba este artículo. Si no contesta no desesperen. Puede ser que esté muy ocupado buscando su próximo empleo.
Créditos elpais.
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